jueves, 9 de enero de 2014

Coca-Cola: la importancia de la publicidad

La publicidad está íntimamente relacionada con el consumo. Ésta nos transmite un mensaje con el que pretende inculcarnos una idea, que adquiramos un determinado producto o servicio. Está presente en todas las facetas de nuestra vida, muchas veces nos resulta agobiante, pero, en cambio, en otras nos parece incluso divertida y, eso sí, nos manipula a su gusto.
De hecho, la publicidad masiva provoca confianza y seguridad en el consumidor. Cuando cualquier persona se dispone a adquirir un producto y tiene ante sí dos marcas distintas, si no ha probado anteriormente las dos marcas, se decanta por la que más conozca o más seguridad le dé, y esa es la que más veces y mejor vea anunciada.
Un caso muy destacable de este fenómeno es la marca de refrescos Coca-Cola. Hace más de cien años que nació esta marca y, desde el principio,  su vida corre paralela a la de su publicidad.
El primer anuncio de Coca-Cola apareció tres semanas después de su salida al mercado, el 8 de mayo de 1886. Fue en la sección de anuncios por palabras del periódico Atlanta Journal-Constitution y decía lo siguiente: "Coca-Cola... ¡Deliciosa! ¡Refrescante! ¡Estimulante! ¡Vigorizante!". Con el cambio de siglo la publicidad aumentó. Su principal objetivo era conseguir que el consumidor llegara a conocer su existencia y con este fin se crearon eslóganes tales como: "Beba Coca-Cola. Deliciosa. Refrescante". Esta publicidad aparecía en los objetos más comunes como cortaplumas, señaladores de libros, relojes de pared o lámparas de cristal. En 1907 Coca-Cola empezó a introducir nuevos conceptos publicitarios que asociaran la marca con el béisbol y otros deportes.
En 1919 surgió una estrategia publicitaria definida que consistía en convertir el producto en parte inherente de los hábitos y la vida de la gente. Más tarde, Coca-Cola empezó a utilizar la radio comercial con fines publicitarios cuando este medio tenía cinco años de existencia. La compañía se convirtió también en una de las primeras en patrocinar programas de radio.
La palabra "Pausa" relacionada con Coca-Cola dio lugar en 1929 a uno de los eslóganes más célebres y duraderos: "La pausa que refresca", que ese año se vio en el primer anuncio luminoso urbano de Coca-Cola. Es un concepto que se emplearía más tarde en España.
 La publicidad impresa de Coca-Cola destaca por las excelentes ilustraciones de artistas como Haddon Sundblom, el creador de la imagen de Santa Claus, el anciano de traje rojo y barba blanca que se conoce hoy en día en cualquier parte del mundo.


En 1932, cuando la Gran Depresión en los EE.UU. empieza a ser superada, se concibió la idea de asociar comida y Coca-Cola. Dos años más tarde empieza a aparecer en la publicidad la clásica nevera roja de Coca-Cola y el característico círculo con el logo de la marca.
En 1945 la Oficina de Patentes de Estados Unidos adopta finalmente la palabra Coke como una abreviación de la marca registrada. Más tarde, entró en la lista de los 50 mejores anuncios de televisión confeccionada por la revista AdvertisingAge, con tres anuncios en ella.

Todo esto es el camino de una empresa que invierte una gran parte de su capital en marketing y que, gracias a este enfoque empresarial, es la marca de refrescos y bebidas más conocida y vendida del mundo.


He aquí el claro ejemplo de la gran importancia que tiene la publicidad en el enfoque de una empresa y la influencia que posee.

miércoles, 8 de enero de 2014

¿Para qué querríamos nosotros el euro?



Mucha gente se pregunta ¿qué es lo que nos ha aportado el euro? ¿Por qué no nos quedamos con la peseta?
Así sería la vuelta a la peseta
Cierto es que conservar la peseta parecía algo más ‘sencillo’ para el día a día de los ciudadanos no sólo por el hecho de la comodidad, sino porque para la pequeña empresa, al ser un mercado relativamente cerrado con el resto de países, existía menos competencia y le resultaba más fácil ‘navegar’, pero si se hizo el cambio sería para traer más ventajas que inconvenientes.
Por un lado estaba la Unión Europea, que, cuando se fundó 1957, los Estados miembros se centraron en construir un mercado común para la actividad comercial. Sin embargo, con el tiempo resultó evidente que se necesitaba una mayor cooperación económica y monetaria para el desarrollo y florecimiento del mercado interior y para que la economía europea alcanzase mejores resultados, proporcionando más empleo y una mayor prosperidad a los ciudadanos europeos. En 1991, los Estados miembros aprobaron el Tratado de la Unión Europea (Tratado de Maastricht) y decidieron que Europa tendría una moneda fuerte y estable para en el siglo XXI. Y España, al estar en la UE, tuvo que cumplir las normas. Pero no fue nada perjudicial para el país, sino todo lo contrario, trajo consigo numerosas consecuencias.
Con la nueva moneda, quedaba eliminada la incertidumbre ligada a la variabilidad de los tipos de cambio pues éstos desaparecieron entre los países de la eurozona. Desapareció el riesgo del tipo de cambio en las inversiones y transacciones, de forma que éstas aumentarían en la zona de la UE: habrá más inversiones y transacciones entre España y Alemania, por ejemplo.
Al eliminarse los costes y seguros de cambio entre países de la eurozona se consiguió una mayor transparencia de precios y menor inflación, así como una mayor competencia entre empresas europeas debido a la fusión de mercados financieros. Todo esto supuso una disminución del tipo de interés y una mayor fortaleza del euro. Además, esta estabilidad que ganaba la moneda originó un descenso en la inflación y un mayor crecimiento económico.


De hecho, numerosos economistas aseguran que si España hubiera seguido con la peseta, la crisis hubiera afectado a nuestro país unas tres o cuatro veces más.